martes, 28 de febrero de 2012

23 UMPA.


El Maestro y uno de sus discípulos
tropezaron con un ciego
que mendigaba sentado en la acera.

"Dale a ese hombre una limosna",
dijo el Maestro.

El discípulo dejó caer una moneda
en el sombrero del mendigo.

"Deberías haberte tocado tu sombrero en señal de respeto",
dijo el Maestro.

"¿Por qué?", preguntó el discípulo.

"Es lo que suele hacerse cuando se da una limosna..."

"¡Pero si era un ciego...!"

"Nunca se sabe", replicó el Maestro;
"puede que fuera un impostor".

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