martes, 28 de febrero de 2012

39 UMPA.

 
Era un gozo contemplar
cómo el Maestro realizaba los actos más sencillo,
desde sentarse o pasear
hasta tomar una taza de té
o espantar una mosca.
Hiciera lo que hiciera,
evidenciaba una gracia especial
que le hacía parecer en perfecta armonía con la naturaleza,
como si sus actos no fueran realizados por él,
sino por el Universo.

En cierta ocasión le entregaron un paquete,
y los discípulos, embelesados,
estuvieron contemplando reverentemente
cómo desataba la cuerda,
abría el embalaje
y extraía el contenido
como si el paquete fuera una criatura viva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario