miércoles, 29 de febrero de 2012

54 UMPA.

 
Algunos de los discípulos habían salido a escalar
una montaña cubierta de nieve.
Un silencio cósmico lo inundaba todo,
pero ellos querían averiguar si había
algún tipo de sonidos durante la noche.
De modo que pusieron en marcha una grabadora,
la dejaron a la entrada de la tienda
y se fueron a dormir.

Cuando regresaron al monasterio,
verificaron la grabación que habían hecho:
ni un solo sonido;
el más absoluto silencio.

El Maestro,
que estaba escuchando la cinta,
dijo de pronto: "¿No lo oís?"

"¿Oír qué?"

"La armonía de las galaxias en movimiento".

Los discípulos se miraron unos a otros,
completamente asombrados.

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