jueves, 22 de marzo de 2012

169 UMPA.

 
"Mi querido amigo", le dijo el Maestro
al luchador por la libertad en su celda carcelaria,
"mañana tendrás que hacer acopio de valor
para hacer frente a tu ejecución.
Y sólo una cosa te impide afrontar la muerte
con alegría".

"¿Cuál?"

"Tu deseo de que se recuerden tus proezas.
Tu deseo de que las generaciones futuras
aplaudan tus heroicas hazañas".

"¿Hay algo de malo en ello?", 
preguntó el condenado a muerte.

"¿No has pensado nunca que, 
si la posteridad recuerda tus gestas,
no será contigo con quien las relaciones,
sino con tu nombre?"

"¿Y no es lo mismo?"

"¡De ninguna manera, querido amigo!
Tu nombre es el sonido al que tú respondes,
tu 'etiqueta'.
Pero ¿quién eres tú?"

Aquello bastó para que aquel hombre "muriera"
aquella misma noche... antes incluso de que fuera
a buscarle el pelotón de ejecución al amanecer. 

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