jueves, 8 de marzo de 2012

94 UMPA.


El Maestro no permitía
que ninguna afirmación sobre Dios
quedara sin discutir, porque,
aunque todas ellas eran
expresiones poéticas o simbólicas de lo Incognoscible,
sin embargo, la gente cometía el absurdo
de considerarlas como descripciones
literales de lo divino.

Cuando el predicador dijo:
"Todo lo que sé de Dios es que es sabio y bueno",
el Maestro le interpeló:
"Entonces, ¿por qué permanece inactivo
frente al mal?"

Y respondió el predicador:
"¿Y yo qué sé?

¿Te has creído que soy un místico?"

Más tarde, el Maestro contaría a sus discípulos
esta parábola judía:

Dos hombre bebían te en silencio.
Al cabo de un rato, uno de ellos dijo:
"La vida es como una taza de sopa templada".

"¿Cómo una taza de sopa templada...?",
preguntó el otro. "¿Y por qué?"

"¿Y yo qué sé? ¿Te has creído que soy un filósofo?"

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