Cuando se celebraban elecciones, el Maestro solía ser el primero en acudir al colegio electoral.
Nunca pudo comprender por qué algunos discípulos renunciaban a ejercer su derecho al voto.
"La gente está dispuesta a pagar impuestos
y a derramar su sangre por la democracia", decía.
"Pero ¿por qué no se toma la molestia de votar
y hacer que funcione?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario