A un comerciante que había conseguido huir
de la penuria y ganar mucho dinero,
le dijo el Maestro:
"Érase una vez un hombre que tenía miedo
de sus huellas. De modo que, en lugar de caminar,
se puso a correr, con lo que únicamente consiguió
aumentar el número de sus huellas.
Lo que tendría que haber hecho era detenerse".
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