jueves, 26 de abril de 2012

240 UMPA.


Cuando uno de los discípulos cometió una grave
equivocación, todos esperaban que el Maestro
le aplicara un castigo ejemplar.

Pero cuando, transcurrido un mes,
vieron que no pasaba nada, uno de los discípulos
le manifestó al Maestro su desacuerdo:
"No podemos ignorar lo sucedido. A fin de cuentas,
Dios nos ha dado ojos..."

"Sí", replicó el Maestro, "y también párpados".

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