jueves, 26 de abril de 2012

252 UMPA.

El Maestro no se cansaba de recordar,
a quienes creían ciegamente en sus Escrituras,
que la Verdad no puede ser captada ni expresada
por una mente conceptualizadora.

Y contaba el caso de un ejecutivo que se quejaba
a su secretaria en relación a una nota que ella había
escrito para dar cuenta de una llamada telefónica:
"No entiendo ni palabra", le dijo.

"Yo tampoco pude entender muy bien al que
telefoneaba", dijo ella: "por eso no he podido 
escribirlo con claridad".

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